Mientras se protegía del sol debajo de una palmera, Kris Van Puyvelde miró hacia arriba y vio cómo las hojas se mecían lentamente con el viento. Le hizo pensar si una sombrilla de jardín podría ser tan bonita. En ese momento nació la idea de crear un sombrilla sin poste con la apariencia de una palmera.

Dos años más tarde, Palma sorprendió en el Salone de Milán, y poco después ganó el prestigioso premio al diseño Red Dot “Lo mejor de lo mejor”.

El elegante y puro diseño esconde una obra maestra de ingeniería patentada, que proporciona el funcionamiento más cómodo posible. Todo lo que hay que hacer es sostener uno de los brazos y empezar a levantar la sombrilla. El mecanismo hace el resto, levantándolo hasta su posición completamente abierta. Al tirar de uno de los brazos hacia abajo, se puede plegar de la misma forma. Ya no tiene que ponerse debajo del toldo y empujar la sombrilla para que se abra. Basta con retirarse y dejar que Palma haga todo el trabajo.

Hasta la base es revolucionaria. Y lo puede interpretar de forma literal, porque la base gira alrededor del poste, para que pueda llevar rodando la sombrilla a cualquier parte de su terraza con la tira que lo une a la correa, para seguir el sol.

¡DEJANDO OBSOLETAS A LAS SOMBRILLAS TRADICIONALES!